miércoles, 11 de abril de 2012

Empresas se involucran en labores que son del Estado


“Más del 70 por ciento de la población de América Latina vive con menos de 300 dólares por mes, al año 2005 .

Con una población superior a 350 millones de personas, la posibilidad de integrar esta población a la economía formal y, por consiguiente, mejorar su bienestar y situación económica, representa una oportunidad significativa y al mismo tiempo un desafío”, advierte en el informe ‘El desarrollo social y el sector privado’, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En el documento, la institución da cuenta de los esfuerzos del sector privado por llegar a los menos favorecidos de la región y mejorar su nivel de vida, a través de negocios BDP (Base De la Pirámide), participación del sector privado en sectores generalmente controlados por el sector público, e Inversión de Impacto (‘impact investment’).

El estudio encontró que  las empresas invierten en el sector BDP debido a incentivos económicos, principalmente, y advierte que se necesitan estrategias claras y proactivas para incorporar a la BDP en la cadena de valor como cliente y productor.

Así mismo, asegura que las compañías necesitan una mejor investigación de mercado, información e innovación dentro de sus estructuras orgánicas con el fin de calcular los costos marginales iniciales, estos últimos, los grandes obstáculos para trabajar con las BDP.

Para mejorar esto, la institución trabaja junto con el sector privado para asegurarse de que estos modelos crezcan y sean exitosos.

De la misma manera, el sector privado también participa cada vez más en salud, educación y en la inversión de impacto, los cuales se encontraban generalmente dentro del ámbito público.

SALUD PRIVADA

Respecto a salud, el informe deja ver cómo la salud privada puede superar las ineficiencias en cobertura y las brechas en calidad permitiendo el acceso a sectores desfavorecidos y recibiendo pacientes provenientes de los sistemas públicos de salud.

Además, las alianzas público-privadas (PPPs) son cada vez más comunes ya que frecuentemente aceleran el desarrollo y la prestación de servicios de salud a los más necesitados.

En el sector educativo, el BID destaca los casos en los que las compañías han tenido que crear programas de capacitación debido a la baja calidad de la mano de obra que consiguen a nivel local.

De la misma manera, lo están haciendo las empresas que se dedican específicamente a la educación.

La institución financiera ha creado un programa para apoyar las universidades públicas que deseen “mantener altos estándares académicos, o mejorarlos, así como para promover y aumentar el acceso de estudiantes de ingresos medios y bajos, mediante mecanismos tales como programas de becas o esquemas de financiamiento de préstamos a estudiantes”.

Son las instituciones privadas, aclara el BID, las que se están extendiendo a zonas urbanas periféricas y sectores rurales menos favorecidos.

Inversión de impacto

Por último, está la Inversión de Impacto que fomenta rendimientos financieros y sociales.

Este campo creció rápidamente luego de la crisis financiera del 2008 cuando los gestores de fondos observaron que las carteras de microfinanzas crecían por encima de varias clases de activos durante la crisis financiera.

La crisis demuestra cómo las inversiones en comunidades de bajos ingresos de LAC están en gran medida desligadas de los movimientos macroeconómicos globales.

Muchas inversiones de impacto ofrecían rendimientos más altos que los tradicionales mercados de bonos.

EL BUEN EJEMPLO DE LA EPM

Empresas Públicas de Medellín (EPM), tras analizar a sus 1,7 millones de consumidores, concluyó que muchos de sus clientes de bajos ingresos pagaban sus cuentas a tiempo, pero estaban excluidos de los mercados de crédito y del sistema bancario formal.

EPM está convirtiendo el historial del pago mensual de sus clientes en el equivalente a un historial crediticio. Creó una red de 170 establecimientos minoristas que ha acordado esa línea de crédito. El objetivo es incorporar a otras 190.000 familias en los mercados de crédito antes de 2015.

Fuente: portafolio.co

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